La jornada financiera de este viernes 19 de septiembre de 2025 arrancó con una fuerte tensión. El dólar oficial trepó a $1515 en las pizarras del Banco Nación, marcando un nuevo récord nominal, mientras el riesgo país rozaba los 1500 puntos básicos. Estos indicadores reflejan un clima de nerviosismo que se traduce en una creciente demanda de la divisa norteamericana por parte de ahorristas e inversores.
Frente a este escenario, el Banco Central jugó una carta fuerte el jueves. Según datos oficiales, la entidad debió vender US$379 millones de sus reservas para evitar que el dólar mayorista superara el techo de la banda de flotación, que se ubicaba en $1474,83. Esta es la intervención más significativa desde que se implementó el nuevo esquema cambiario en abril.
Desde el equipo económico buscaron llevar calma. El ministro Luis Caputo, en declaraciones a un programa oficialista, aseguró que la estrategia está contemplada y fue acordada con el FMI. “Vamos a vender hasta el último dólar en el techo de la banda para defender el esquema”, sentenció, descartando cambios en el programa económico actual.
Sin embargo, analistas económicos observan la situación con cautela. El economista Miguel Kiguel, en una entrevista televisiva, matizó los temores más extremos. “Yo no veo escenarios drásticos, como crisis bancaria o default”, afirmó. No obstante, reconoció la existencia de una fuerte “presión cambiaria” y la vinculó al contexto político, a poco más de un mes de las elecciones legislativas y con un oficialismo que enfrenta dificultades en el Congreso.
Lo que se pone en juego, en definitiva, es la confianza. Mientras el Gobierno defiende su hoja de ruta con firmeza, la calle responde buscando refugio en el dólar. El fantasma del “corralito” del 2001, aunque descartado por la mayoría de los especialistas como un riesgo inminente, reaparece en las conversaciones como un símbolo del temor a la inestabilidad y la pérdida del valor de los ahorros.
Este temblor financiero, que parece lejano en los monitores de la city porteña, impacta de lleno en nuestra Patagonia norte. Para los productores frutícolas del Alto Valle, la volatilidad complica la liquidación de exportaciones y la planificación de la próxima temporada. En el sector petrolero, la incertidumbre atenta contra las inversiones que necesita Vaca Muerta. Y para el vecino de a pie, desde Neuquén hasta Catriel, la pregunta es la misma: ¿cómo hacer para que el sueldo no se lo coma la inflación y el dólar? La crisis no es un número, es una preocupación que se siente en cada casa de la región.
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