Pocos hubieran negado al oficialismo su principal éxito: una drástica reducción de la inflación. Después de recibir un país con un 25,5% mensual en diciembre de 2023, llevarla a 1,9% en agosto de 2025 fue, para muchos, la prueba de que el sacrificio valía la pena. Sin embargo, los números que celebraba el gobierno empezaron a contar una historia muy distinta a la que vivía la gente en su día a día.
El punto de quiebre, según coinciden analistas políticos, fue la contundente derrota electoral en la provincia de Buenos Aires a principios de septiembre. Ese resultado no fue una sorpresa aislada, sino la expresión en las urnas del agotamiento de una parte de la sociedad. El plan de ajuste, con quita de subsidios, disparada de tarifas y una fuerte recesión, erosionó los ingresos de la clase media y los sectores populares a un ritmo que la baja inflacionaria no llegó a compensar.
El impacto en el empleo se volvió innegable. Informes de consultoras como el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) señalan la pérdida de más de 230 mil puestos de trabajo registrados entre fines de 2023 y mediados de 2025. La construcción, un motor clave, fue uno de los sectores más golpeados, reflejando la paralización casi total de la obra pública, una de las banderas del recorte fiscal del gobierno.
Esta fragilidad social se tradujo en debilidad política. Con una representación minoritaria en el Congreso, el gobierno se encontró con un Poder Legislativo dispuesto a marcarle límites. La anulación del veto presidencial a una ley de prestaciones por discapacidad fue un hecho inédito y una señal clara de que la capacidad de gestión del oficialismo se veía seriamente comprometida, generando nerviosismo en los mercados, que respondieron con una fuerte suba del dólar y el riesgo país.
Desde el Alto Valle, este escenario nacional se siente con particularidades. La caída del consumo interno impacta de lleno en la comercialización de peras y manzanas. A su vez, la volatilidad cambiaria y el aumento de costos en combustible y energía complican la ecuación de los productores. En Neuquén, la incertidumbre política pone un freno a las expectativas de inversión en Vaca Muerta, mientras que el parate de la obra pública y los recortes en el sector estatal se sienten con fuerza en las ciudades de la región. elrebrote.com.ar – Periodismo Inteligente.